En un giro inesperado de los acontecimientos, un elefante marino decidió hacer su propia ruta turística por las calles de un residencial en Sudáfrica. Este joven macho, que parecía perdido y algo confundido, capturó la atención de todos los vecinos mientras deambulaba torpemente por Gordon’s Bay, una localidad costera cerca de Ciudad del Cabo. La escena era digna de una película; coches patrulla rodeando al animal y residentes asomados a sus ventanas con móviles en mano para grabar este espectáculo tan peculiar.
El rescate improvisado
La policía y una empresa de seguridad local no podían quedarse de brazos cruzados. Rápidamente formaron un cordón con varios vehículos para intentar detener su marcha errante. Sin embargo, el gran pinnípedo tenía otros planes: apoyó su enorme cabeza sobre el capó de uno de los coches y, como si nada, subió a otro antes de deslizarse graciosamente hacia la acera y seguir su paseo.
Las reacciones fueron variadas; una mujer no pudo evitar preguntar entre risas: «¿Cómo llegaste aquí, hermano?» Mientras tanto, un veterinario decidió intervenir para garantizar su seguridad. Después de sedarlo suavemente, lo llevaron en un remolque hasta una playa cercana donde pudo regresar a su hogar natural. En redes sociales circuló un vídeo entrañable del momento en que el elefante marino avanza por la arena hacia el océano con un mensaje divertido: «Nos vemos luego», despidiéndose como si fuera toda una celebridad. Y así fue como este impresionante animal casi dos toneladas nos recordó que la naturaleza siempre tiene sorpresas bajo la manga.