Ah, la cebolla. Esa hortaliza que tanto amamos en la cocina mediterránea. Aporta sabor y es baja en calorías, pero ¿quién no ha tenido un mal rato al cortarla? Esas lágrimas que brotan de nuestros ojos son todo un clásico, pero lo cierto es que hay una solución respaldada por la ciencia.
El secreto está en el cuchillo y en la calma
Un estudio de la Universidad de Cornell nos da luz sobre este fenómeno tan molesto. Al cortar una cebolla, se liberan compuestos volátiles que irritan nuestros ojos. Pero hay una forma de evitarlo: utilizar un cuchillo bien afilado y hacer cortes lentos. Los investigadores descubrieron que esto reduce las gotas de cebolla en el aire, esas que nos hacen llorar.
¿Cómo lo hicieron? Crearon una guillotina especial para probar diferentes cuchillos y velocidades de corte. Y los resultados fueron claros: cuanto más afilado es el cuchillo, menos salpicaduras hay. “Los cuchillos sin filo aplastan la cebolla”, explicaron los expertos, “y eso provoca que se liberen más jugos”. Y si pensabas que cortar rápido era mejor… ¡sorpresa! Un corte veloz genera aún más gotas irritantes.
Así que ya sabes, si quieres cocinar sin lágrimas y con gusto, mantén tus cuchillos afilados y toma tu tiempo al cortar. No solo mejorarás tu experiencia en la cocina, sino que también ayudarás a mantener a raya esos patógenos del aire mientras preparas tus platos favoritos.