La historia comienza en Levico, Italia, donde el exdirector de la APSP, la asociación que se supone debe apoyar a los proveedores de servicios de pago, ha terminado en un aprieto. Este hombre decidió organizar una cena para sus empleados con la intención de motivarlos y recompensar su esfuerzo. Sin embargo, lo que parecía ser un gesto amable ha resultado en una condena a pagar 5.940 euros de su propio bolsillo.
Una cena cuestionada
Todo esto ocurrió en 2019. El exdirector presentó un gasto total de 10.130 euros, incluyendo varios conceptos como insignias y arreglos florales. Pero aquí viene lo curioso: el Tribunal de Cuentas de Trento ha dictaminado que esa cena no entra dentro de lo que se considera gastos de representación.
A pesar de las buenas intenciones del exdirectivo, la fiscalía fue clara al señalar que una cena social no puede considerarse una estrategia para aumentar la productividad. Tras la sentencia, el exdirector intentó justificarlo diciendo que había problemas para mantener al personal y que quería “gratificar a los recursos humanos”. Sin embargo, parece que sus argumentos no han convencido.
No olvidemos que esta asociación es pública y sin ánimo de lucro; así que esos casi 6.000 euros destinados a cenar no tienen cabida cuando hablamos del uso responsable del dinero público. Y aunque sí se aceptaron algunos gastos relacionados con insignias y méritos, los cuencos y flores quedaron fuera del recuento final.
Aunque el exdirector tendrá que asumir el coste económico, sorprendentemente no enfrentará responsabilidad administrativa porque no se ha demostrado negligencia grave en su gestión.