Con la llegada del buen tiempo y el sol brillando, es normal que todos queramos disfrutar de una buena bebida en la terraza de nuestro bar favorito. Pero a veces, los grupos grandes pueden convertirse en un verdadero quebradero de cabeza para quienes trabajan en la hostelería. Carlos, un camarero que decidió compartir su frustración en Threads, nos cuenta su experiencia: ocho personas sentadas juntas y solo se atreven a pedir dos cafés con leche.
Cuando lo fácil se vuelve complicado
Imagínate la escena: Carlos llega al trabajo y se encuentra con que estas ocho personas han juntado dos mesas sin pensarlo demasiado. La sorpresa no radica en el número de clientes, sino en el escaso consumo que hicieron. «Me llegan ocho personas al trabajo, juntan dos mesas de la terraza y me piden solo dos cafés. La subnormalidad humana me sigue sorprendiendo», escribió con un tono bastante molesto.
Aquí entra una cuestión que muchos en el sector comparten: si ocupas tanto espacio, deberías consumir algo más. Carlos no está solo en este pensamiento; otro profesional comentó: «En mi negocio, si no hay un máximo de personas, tengo totalmente prohibido juntar mesas. A quien le guste bien, y a quien no, que se busque otro lugar».
Carlos añadió: «Puedo entender que alguien no tenga ganas de gastar siempre, pero entre ocho amigos… ¿solo dos consumiciones? Es una mesa ocupada sin generar ningún beneficio para el bar». Y es que es cierto, al final esos espacios vacíos son dinero perdido para el dueño del local.
No obstante, también hay quienes piensan diferente. Un usuario argumentó: «Si tienes otras mesas vacías tampoco están generando ingresos; el problema sería si estuvieras lleno y ellos te ocuparan un sitio necesario». Otro comentario decía: «Además te hacen trabajar poco y ocupan mucho espacio; si no es tu negocio para ti mejor ¿no?» Estas opiniones nos hacen reflexionar sobre cómo cada uno ve las cosas desde su propia experiencia.