Después de semanas de pánico y ataques a diestro y siniestro, el reinado de terror de un halcón de Harris ha llegado a su fin. Este ave rapaz, que no es autóctona de la zona, se había convertido en el azote del pequeño pueblo inglés de Flamstead, donde los lugareños lo acusaban de haber lanzado más de 50 ataques a sus cabezas desprevenidas.
La historia toma un giro esperanzador cuando Steve Harris, un vecino del lugar, decide ponerle fin a esta locura. Atrapado entre risas y nerviosismo, nos cuenta cómo fue la captura: «Me estaba persiguiendo por el pueblo cuando salí a correr. Al volver, lo vi volar hasta lo alto de mi cobertizo». Con una jaula prestada por un cetrero local, decidió actuar. «Era cuestión de valentía; estaba a solo treinta centímetros y finalmente logré atraparlo con más suerte que habilidad», comparte este héroe improvisado.
Una situación insostenible
Los ataques del halcón habían llevado al límite la paciencia del vecindario. Los niños no podían jugar en el jardín y los vecinos estaban al borde del colapso nervioso. «Es un alivio para nosotros y para todo el pueblo», añadió Steve, claramente liberado tras la captura.
El zoológico cercano confirmó que este ave no pertenecía a ellos y comentaron que normalmente no son hostiles hacia los humanos… hasta que se sienten amenazados. Y parece ser que eso ocurrió bastante seguido durante estas semanas.
El cetrero Alan Greenhalgh también estuvo presente en la escena final. Entre risas, aseguró que el halcón estaba “gordo como un barril”, gracias a los intentos fallidos de los lugareños por alimentarlo para atraparlo.
Así termina esta peculiar historia en Flamstead: con un halcón capturado y unos vecinos que pueden respirar tranquilos nuevamente.