En un momento donde la tecnología parece avanzar más rápido que nunca, Xiaomi se ha visto arrastrada por una tormenta inesperada: la escasez de memoria RAM. Este fenómeno no es un simple contratiempo; está transformando el mercado y, como resultado, varios de sus dispositivos han visto cómo sus precios se disparan en China.
La crisis de componentes, impulsada en gran parte por el auge de la inteligencia artificial, ha hecho que las empresas tecnológicas busquen desesperadamente recursos para alimentar sus sistemas. La demanda es tan alta que los fabricantes ya han empezado a ajustar precios, y Xiaomi no ha sido la excepción. Recientemente, se ha anunciado que algunos modelos han aumentado entre 100 y 200 yuanes (alrededor de 10 a 25 euros), un golpe duro para quienes esperan renovar su equipo.
Aumentos preocupantes en el catálogo
Según informes del medio Gizmochina, este incremento afecta sobre todo a las tablets Xiaomi Pad 8 y varias configuraciones de la Redmi Pad 2. Por ejemplo, el precio inicial de la Xiaomi Pad 8 ha pasado de 2199 a 2299 yuanes; mientras que la Redmi Pad 2 ahora cuesta 200 yuanes más en todos sus modelos. ¡Una locura!
Los analistas advierten que esto es solo el principio. El proveedor global TrendForce anticipa otro aumento significativo en los precios del almacenamiento durante el primer trimestre de 2026. ¿Y qué significa esto para nosotros? Que estamos ante un escenario donde muchos productos electrónicos podrían volverse aún más inaccesibles.
Pero eso no es todo. En medio de esta incertidumbre económica, también hemos sabido que algunos móviles Xiaomi están al borde del abismo: dejarán de recibir actualizaciones en 2026. Modelos como el Xiaomi 12, Xiaomi 12 Pro, y varios otros quedarán desactualizados. Esto implica no solo perder nuevas funciones del sistema operativo HyperOS sino también vulnerabilidades ante amenazas cibernéticas.
Así que aquí estamos, mirando hacia un futuro incierto donde los precios suben y nuestros dispositivos pueden quedar obsoletos antes incluso de lo previsto. La industria tecnológica necesita reaccionar con rapidez si quiere mantenernos al día sin hacernos caer en una espiral interminable de gastos.

