La noticia ha sacudido a Estados Unidos: el activista conservador Charlie Kirk fue asesinado de un disparo en el cuello el pasado 10 de septiembre, durante un evento en la universidad Utah Valley. Estaba inmerso en un debate sobre la violencia armada, cuando todo se tornó en tragedia. Ahora, mientras el FBI investiga a fondo este horrendo crimen, nos encontramos con una situación que hace temblar los cimientos de la veracidad informativa.
La IA y su lado oscuro
En medio del dolor y la indignación por lo ocurrido, Trump anunció que hay un sospechoso detenido, pero lo más inquietante es cómo está usando Internet este caso tan sensible. El FBI compartió imágenes borrosas del atacante con la esperanza de que los ciudadanos pudieran ayudar a identificarlo. Sin embargo, ¿quién iba a pensar que esto provocaría una ola de desinformación alimentada por inteligencia artificial?
A medida que usuarios ávidos empezaron a crear imágenes generadas con IA para intentar dar con el autor del ataque, se desató el caos. Imágenes alteradas comenzaron a circular como si fuesen reales, modificando rasgos físicos y hasta detalles del vestuario del sospechoso. Una locura total.
No es sorprendente que algunas publicaciones hayan sido borradas ante la avalancha de datos falsos. La comunidad se ha visto obligada a aclarar repetidamente que ciertas imágenes son producto de algoritmos y no reflejan la realidad. Pero, ¿quién pone freno a esta mala práctica? La desinformación está afectando directamente las investigaciones serias.
Tantas versiones erróneas han generado confusión e incertidumbre sobre quién realmente fue el responsable del asesinato de Kirk. Y aquí estamos nosotros, debatiendo sobre rostros ficticios creados por máquinas mientras lo importante se pierde entre tanto ruido digital.