Desde que el Gobierno lanzó su plan antiestafas en marzo, hemos visto un respiro. ¡Casi 48 millones de llamadas y 2,2 millones de SMS han sido bloqueados! Así lo anunció Óscar López, el ministro de Transformación Digital y Función Pública. Pero claro, no es solo cuestión de cifras; detrás hay historias de gente que ha sufrido a manos de estos estafadores.
Un paso adelante en la lucha contra los timos
Este plan tiene una misión clara: protegernos. Obliga a los operadores a bloquear aquellas llamadas y mensajes que no provengan de números válidos o que se hagan pasar por números españoles desde el extranjero. ¿Te imaginas recibir una llamada con un número local que resulta ser un fraude? Pues eso está pasando y es hora de ponerle fin.
Las medidas son contundentes. Desde la creación de una base de datos donde se registran nombres verificados hasta la obligación para los operadores de actuar ante cualquier intento sospechoso. Y, si alguna empresa decide saltarse estas reglas, las consecuencias pueden ser severas: multas que llegan hasta los 2 millones de euros. A veces, lo único que les importa a estas compañías es su reputación, y perder la confianza del cliente puede ser más dañino que cualquier sanción monetaria.
Dentro del tipo de estafas más comunes están el ‘spoofing’, donde manipulan el número para hacerse pasar por alguien legítimo, o el ‘smishing’, esos SMS engañosos que te llevan a páginas web falsas haciéndose pasar por entidades conocidas. Es crucial estar alerta.
A medida que avanza este plan antiestafas, observamos cómo cada día se bloquean cientos de miles de intentos fraudulentos. En junio se llegó a un pico impresionante: más de 434 mil llamadas diarias. Esto demuestra que la situación era grave y aún necesitamos seguir luchando juntos para mantenernos seguros frente a estos timos.