¿Alguna vez te has preguntado si realmente esos móviles tan modernos son resistentes al agua? A menudo, escuchamos que tienen certificación IP68, pero eso no significa que sean invulnerables a cualquier chapuzón. En verano, cuando todos nos lanzamos a las playas o piscinas, es fácil caer en la trampa de pensar que podemos sumergir nuestro móvil sin consecuencias. Pero aquí viene la cruda realidad: no toda el agua es igual.
Los peligros del mar y la piscina para tu dispositivo
El agua del mar está cargada de sal y la de las piscinas tiene cloro, dos ingredientes letales para los componentes internos de nuestro querido dispositivo. Aunque estos teléfonos sean “resistentes”, en laboratorio se les prueba con agua limpia, lejos de esas sustancias agresivas. Así que, aunque creas tener un guerrero indestructible en tus manos, lo cierto es que la mayoría de las garantías no cubren daños causados por el contacto con estos tipos de agua.
Pero espera, ¿por qué son tan dañinas la sal y el cloro? La sal acelera un proceso corrosivo que ataca metales cruciales dentro del teléfono. Por más que el móvil siga funcionando después del chapuzón, el daño se asoma con el tiempo. El cloro no actúa tan rápido como la sal, pero también tiene su juego; puede afectar a piezas externas e internas como lentes y carcasas.
A todo esto se suma otro detalle: muchos fabricantes instalan sensores de humedad en nuestros móviles. Si detectan líquido, cambian de color y eso puede anular tu garantía. Así que ya sabes: si tu móvil se moja por accidente, ¡enjuágalo con agua dulce y sécalo! Pero nunca lo pongas a cargar antes de llevarlo al servicio técnico.
Así que este verano recuerda: ¡tu móvil no es un pez! Manténlo alejado del agua para evitar sorpresas desagradables.