En Rusia, el tiempo de WhatsApp parece estar llegando a su fin. Con una posible prohibición a partir del 1 de septiembre, los usuarios rusos se preparan para dar la bienvenida a MAX, una aplicación creada por VK, la principal red social del país. ¿Qué significa esto? Que todos los dispositivos tendrán esta nueva app instalada automáticamente. Pero no es solo un cambio de nombre; estamos hablando de una superapp al estilo chino que promete mucho más que enviar mensajes o hacer llamadas.
El control del Kremlin en nuestras manos
MAX no es solo una alternativa funcional; es también parte de un plan más amplio del Kremlin para tener un mayor control sobre las comunicaciones y el acceso a Internet. El presidente Vladímir Putin ha dejado claro que quiere fortalecer el dominio estatal en este ámbito. La idea detrás de MAX es crear una plataforma nacional que integre múltiples funciones bajo un mismo techo, algo similar a lo que hace WeChat en China.
Aunque algunos blogueros rusos han estado promoviendo MAX como la solución ideal para las comunicaciones, hay quienes no están tan convencidos. Muchos critican cómo estos influencers parecen bailar al son del Kremlin, mientras otros medios independientes alertan sobre los riesgos asociados con esta nueva app. Lo cierto es que ya ha superado el millón de descargas en Play Store y sigue creciendo.
Las autoridades han comenzado a hablar abiertamente sobre bloquear WhatsApp, siguiendo los pasos dados con Facebook e Instagram. Antón Gorelkin, diputado ruso, afirmó que WhatsApp debería prepararse para salir del mercado ruso porque “hay altas probabilidades” de nuevas restricciones. Hasta Artemi Lébedev, un conocido bloguero, se sumó al coro pidiendo su prohibición total: “No lo necesitamos”, dijo.
A medida que avanzamos hacia este nuevo capítulo digital en Rusia, queda la pregunta: ¿estaremos realmente seguros con MAX? Por ahora parece ser solo otra pieza en el rompecabezas del control estatal y la vigilancia.