Con este calor que nos está achicharrando, no es de extrañar que cada vez más españoles recurran al aire acondicionado y a los ventiladores para encontrar un alivio. Pero claro, eso de tener el aire encendido a todas horas puede hacer que nuestra factura de la luz se dispare. Por eso, hoy queremos compartir algunos trucos sencillos para que podamos refrescarnos sin quedarnos en números rojos.
Instalación adecuada: clave para ahorrar
Primero lo primero: asegúrate de tener un aire acondicionado que se adapte bien al tamaño de tu habitación. Si tu espacio es muy grande y tienes un aparato pequeño, va a estar trabajando como loco y consumiendo más electricidad de lo necesario. Y si la habitación es pequeña, el pobre aparato va a sufrir intentando enfriar toda la casa. Así que ojo con esto.
También es fundamental colocar el equipo en el lugar más óptimo. No vale ponerlo en cualquier rincón; necesita una buena circulación de aire. A veces, contar con un profesional para la instalación puede marcar la diferencia. Y si puedes invertir en un modelo inteligente, ¡mejor aún! Te ayudará a gestionar mejor el consumo.
En cuanto a la temperatura, hay una regla sencilla: pon el aire acondicionado a unos 24°C. La OCU recomienda ajustar el termostato a 8°C menos que la temperatura exterior. Es decir, si fuera hace 35°C, no lo pongas a 16°C o 18°C porque eso solo te llevará directo a una factura desorbitada.
Aprovechando estos consejos sencillos y prácticos, podemos disfrutar del verano sin miedo al recibo mensual. Porque todos queremos dormir frescos y cómodos sin dejar nuestro bolsillo temblando.