La guerra entre Irán e Israel no es solo un choque de ejércitos, sino una auténtica contienda tecnológica. Lo preocupante de esta situación no es solo el despliegue militar, sino las armas sofisticadas que ambos bandos están utilizando. Misiles hipersónicos, drones kamikaze y sistemas de defensa aérea de última generación se han convertido en los protagonistas de este escenario bélico.
Las armas en juego
Por un lado, Israel ha apostado por una red defensiva impresionante conocida como la Cúpula de Hierro, diseñada para detectar y neutralizar cohetes lanzados desde Gaza, Líbano o incluso Irán. Este sistema lanza misiles interceptores que explotan en el aire para evitar que los proyectiles enemigos toquen suelo israelí. Además, cuentan con la Honda de David, destinada a misiles de medio alcance y sistemas Arrow 2 y Arrow 3 para aquellos balísticos más pesados que desafían la atmósfera. No podemos olvidar sus misiles Patriot, fabricados en EE.UU., que refuerzan aún más su defensa.
Pese a esto, cada ataque israelí utiliza bombas guiadas por precisión lanzadas desde aviones; estas bombas son dirigidas con GPS o rayos láser para minimizar daños colaterales y proteger a los civiles.
En el otro extremo del campo, Irán se presenta con un arsenal igualmente temible. El misil Fattah-1 es uno de sus grandes temores; capaz de alcanzar velocidades hipersónicas superiores a 17.000 kilómetros por hora, lo hace casi indetectable. Su sucesor, el Fattah-2, no solo vuela rápido sino que cambia de dirección como si estuviera esquivando obstáculos en pleno vuelo.
No podemos dejar fuera los drones Shahed-136; apodados como «drones kamikaze», estos aparatos vuelan hacia su objetivo y se destruyen al impactar. Aunque son lentos comparados con otros equipos, su gran cantidad confunde las defensas enemigas.
Aparte de esto, Irán también cuenta con misiles avanzados como el Kheibar Shekan y el Qassem Basir; este último se guía por calor en lugar de GPS, lo cual complica mucho su interceptación.
A medida que avanza este conflicto tecnológico entre ambas naciones, queda claro que estamos ante una batalla donde la innovación militar podría decidir el futuro del enfrentamiento. Y nosotros nos preguntamos: ¿hasta dónde estarán dispuestos a llegar?