Imagínate un artefacto olvidado, flotando en el espacio desde hace casi seis décadas. Así es el Relay-2, un satélite que fue pionero en las comunicaciones y que, tras ser desactivado en 1967, se convirtió en un mero testigo silente de nuestro universo. Pero la historia ha dado un giro inesperado: ¡este viejo amigo ha decidido hacerse notar!
Los astrónomos han quedado boquiabiertos al detectar una poderosa ráfaga de radio proveniente del Relay-2, eclipsando momentáneamente todas las demás señales del cosmos. Según New Scientist, se especula que este fenómeno podría haber sido provocado por un micrometeorito o incluso una chispa eléctrica. Clancy James, astrónomo de la Universidad Curtin en Australia, no podía dar crédito a lo que veía: «Detectamos una señal tan intensa que parecía casi mágica».
Una conexión sorprendente con el pasado
El 13 de junio del año pasado, mientras escaneaban el cielo con el Australian Square Kilometre Array Pathfinder (ASKAP), James y su equipo encontraron esa señal intrigante. Lo emocionante era que podía estar relativamente cerca; sin embargo, tras analizarla más a fondo, resultó ser tan cercana que los telescopios no podían enfocar adecuadamente. La señal duró menos de 30 nanosegundos pero fue lo suficientemente potente como para dejar huella.
Poco después, conectaron los puntos y llegaron a una conclusión: el origen no podía ser otro que el Relay-2. Y aunque ya no esté operativo, todo apunta a un evento externo como causante de esta explosión radiante; ya sea una descarga electrostática o ese misterioso impacto con un micrometeorito.
Karen Aplin, científica de la Universidad de Bristol, añade: «Podría resultar complicado diferenciar entre ambos fenómenos», pero subraya que esta detección puede abrir nuevas vías para entender cómo funcionan estas descargas en medio del caos del espacio. En tiempos donde la basura espacial se acumula y proliferan satélites pequeños y vulnerables, tal descubrimiento podría convertirse en una herramienta vital para monitorear nuestra actividad cósmica.