Hoy en día, todos tenemos un puñado de dispositivos que usan USB-C: desde nuestros móviles hasta esos auriculares inalámbricos que tanto nos gustan. Pero, ¿alguna vez te has preguntado si todos esos cables hacen lo mismo? No, no lo hacen. Y eso puede ser un auténtico dolor de cabeza. La realidad es que hay diferentes tipos de USB-C, cada uno con sus propias capacidades y velocidades, desde el humilde USB 2.0 hasta los más avanzados como Thunderbolt 4. ¡Vaya lío!
Un cambio necesario para evitar confusiones
Afortunadamente, parece que hay luz al final del túnel. Microsoft ha decidido poner orden en este asunto y obligará a los fabricantes a estandarizar algunos aspectos de los puertos USB-C en los portátiles con Windows 11. Esto significa que ya no tendremos que andar adivinando si ese cable sirve para algo o simplemente es otro trasto más tirado a la basura.
La compañía ha anunciado en su blog oficial que ciertos criterios serán obligatorios para estos puertos: por ejemplo, los equipos deberán tener puertos USB4 y USB3 con capacidades mínimas establecidas. Esto incluye carga mínima de 15W para el USB4 y entre 4,5 y 15W para el USB3, además de soporte para pantallas externas compatibles.
No solo eso; también se busca garantizar la compatibilidad entre diferentes dispositivos conectados gracias a la implementación de estándares reconocidos como el USB-IF. Así, podremos conectar nuestros gadgets sin temor a quedarnos colgados porque nuestro cable no da la talla.
En resumen, esta medida promete una gran mejora en términos de compatibilidad y funcionalidad. Los tiempos de incertidumbre han llegado a su fin; ahora nos toca esperar a ver cómo se implementa todo esto y disfrutar de un mundo digital más conectado y eficiente.