Tinder, la app que muchos usamos para intentar encontrar pareja, ha decidido encender la mecha de la polémica. ¿Cómo? Activando un filtro de altura que solo los usuarios de pago pueden aprovechar. Y claro, esto no ha pasado desapercibido. Cada mes, más de 4,7 millones de personas se mueven en el mundo de las citas online en España y Tinder sigue siendo la reina con 1,5 millones de usuarios mensuales. Sin embargo, hay una realidad que no podemos ignorar: tres de cada cuatro son hombres.
La nueva controversia
A pesar del crecimiento del uso de esta plataforma —un 17% más que el año pasado— el panorama sigue siendo complicado para ellos. Imaginemos a esos chicos dedicando casi cuatro horas al mes buscando amor mientras que ellas apenas llegan a dos. Ahora, Tinder parece complicarles aún más la vida. La nueva opción permite a los suscriptores premium filtrar por una estatura mínima deseada en sus posibles matches. No es un filtro rígido, pero sí actúa como una guía para el algoritmo dando prioridad a quienes cumplen con ese criterio.
Las redes sociales han estallado en críticas; muchos opinan que esta función está promoviendo otra forma más sutil de discriminación basada en lo físico. ¿Es justo pagar por tener preferencias tan superficiales? En este contexto donde ya sabemos que la apariencia manda, permitir resaltar características como la altura solo añade leña al fuego del elitismo digital.
Por si fuera poco, no es algo exclusivo de Tinder; Hinge ya había implementado esta opción entre sus servicios premium. Ambas plataformas pertenecen a Match Group y parecen seguir caminos similares, donde las funciones gratuitas buscan mejorar la relevancia y las premium dan control sin excluir perfiles completamente.
Aún así, hay voces críticas que argumentan que este tipo de filtros no son inocentes y reflejan una tendencia preocupante hacia un amor digital cada vez más excluyente. Mientras tanto, los jóvenes están comenzando a cuestionar estas plataformas: según recientes encuestas, un 79% de los universitarios han dejado de utilizarlas y un abrumador 80% se siente agotado por este tipo de citas.
Así nos encontramos ante un dilema: ¿seguiremos tirando nuestro tiempo y esfuerzo en apps donde el amor parece estar condicionado por factores tan frívolos? La Generación Z busca conexiones más auténticas fuera del móvil; actividades sociales o gimnasios son ahora su nuevo terreno para encontrar relaciones genuinas.