El pasado 10 de mayo de 2024, el Observatorio de Dinámica Solar (SDO) de la NASA nos ofreció una imagen impactante: una llamarada solar X5.8 que nos recordó lo impredecible que puede ser nuestro querido Sol. Nos encontramos en la fase más activa del ciclo solar 25, iniciado en diciembre de 2019 y que se espera termine alrededor de 2030. Este ciclo ha superado todas las expectativas con un número alarmante de manchas solares y eventos significativos.
Los peligros del espacio sin protección
¿Y qué significa esto para nosotros? Para nuestras misiones espaciales tripuladas, es un verdadero quebradero de cabeza. Fuera de nuestra atmósfera, no hay ese escudo protector que conocemos; aquí, cada torbellino solar podría convertirse en una verdadera pesadilla. Las eyecciones de masa coronal y las llamaradas solares liberan partículas cargadas que son capaces de causar estragos si impactan contra naves o bases lunares sin la debida protección.
Aquí es donde entra el miedo: esas ráfagas pueden liberar radiación en cuestión de minutos, dañando sistemas electrónicos cruciales e incluso poniendo en riesgo la salud física de nuestros astronautas. Desde náuseas hasta problemas cardíacos a largo plazo… ¡es mucho lo que está en juego!
Pero ¿cómo se enfrentan a esta realidad los valientes astronautas? Ian Cohen, un científico adjunto del Laboratorio de Física Aplicada en Johns Hopkins, explica que las naves diseñadas para la exploración humana están construidas con este tipo de riesgos en mente. La famosa nave espacial Orion cuenta con detectores y alarmas que alertan sobre niveles peligrosos y proporciona refugios seguros donde los astronautas pueden resguardarse.
Aún así, el peligro aumenta cuando los astronautas salen al espacio o caminan sobre la superficie lunar. En esos momentos críticos, la NASA tiene protocolos listos para cambiar o incluso cancelar actividades si surge una tormenta solar significativa.
Además, el Centro de Predicción del Clima Espacial (SWPC) colabora estrechamente con expertos en radiación solar para asegurar el mejor monitoreo posible durante las expediciones humanas hacia la Luna. Están preparados para Artemis II y garantizan hacer todo lo necesario para proteger a nuestros héroes espaciales ante cualquier eventualidad.
A día de hoy ya contamos con herramientas avanzadas para pronosticar estos fenómenos cósmicos gracias a satélites como el GOES-U y el SWFO-L1. Estas maravillas tecnológicas ayudarán a obtener imágenes claras del Sol y detectar cualquier actividad peligrosa antes que sea demasiado tarde.