Navegar por Internet se ha vuelto parte de nuestra rutina diaria, pero ¿sabías que también puede ser un terreno peligroso? Los ciberdelincuentes están al acecho, dispuestos a aprovecharse de nosotros cuando menos lo esperamos. Páginas falsas, archivos engañosos llenos de malware… ¡Es una locura! Pero hoy quiero hablarte de un término que quizás no conozcas: el tabnabbing.
Este truco oscuro consiste en cambiar las pestañas inactivas de tu navegador sin que te des cuenta. Imagínate esto: estás revisando varias páginas y, tras un rato sin interactuar, esa pestaña que tenías abierta ya no es la misma. La web legítima se convierte en una copia fraudulenta, intentando imitar sitios como Gmail o incluso tu banco.
¿Cómo funciona realmente?
Cuando vuelves a esa pestaña, ves un mensaje que parece normal o incluso una sesión caducada. Sin sospechar nada raro, introduces tus credenciales y ¡zas! Has caído en la trampa. Lo peor es que este método no requiere clics ni descargas; simplemente juega con nuestra costumbre de tener mil pestañas abiertas. Si no estamos atentos, podemos vernos atrapados fácilmente.
Aunque suele ocurrir más si accedes a páginas inseguras o haces clic en enlaces sospechosos, el tabnabbing puede aparecer en cualquier momento. Y es aquí donde entra la necesidad de estar alerta.
Entonces, ¿cómo protegernos? Una buena práctica es cerrar las pestañas que no estamos usando y ser cautelosos al introducir información personal en formularios inesperados. Utilizar un gestor de contraseñas puede ser clave; estos sistemas rellenan automáticamente tus datos solo en sitios seguros, alertándote si algo huele mal. También asegúrate siempre de revisar las URLs para verificar su autenticidad.
No queremos acabar siendo víctimas de esta estafa tan sutil. Mantente alerta y navega con precaución.