El róver Perseverance de la NASA ha llegado a un lugar intrigante en Marte, conocido como Krokodillen. Este nombre, que evoca imágenes de cocodrilos, es en realidad un homenaje a una cresta montañosa en Noruega. Pero más allá de su curioso nombre, esta zona tiene mucho que contar sobre el planeta rojo.
Ubicado en la ladera suroeste del cráter Jezero, Krokodillen alberga algunas de las rocas más antiguas conocidas, formadas hace más de 4.000 millones de años durante el periodo Noachiano. Así que imagina esto: estamos hablando de materiales que podrían haber existido mucho antes de que se formara el propio cráter Jezero, ya considerado un tesoro geológico por su posible historia acuática.
Un viaje hacia el descubrimiento
Krokodillen no es solo un nombre exótico; representa una oportunidad única para los científicos. Se espera que las rocas aquí puedan desvelar secretos sobre cómo Marte se transformó en ese mundo seco y frío que conocemos hoy. ¿Podría haber habido alguna vez agua? Las arcillas halladas previamente sugieren que sí, y si se detectan nuevamente, reforzaría la idea de un Marte donde abundaba el agua líquida.
Pensadlo bien: cada muestra recogida por Perseverance nos acerca un poco más a entender si alguna vez hubo vida fuera de nuestro planeta. Desde su llegada a Marte en 2021, el róver ha recorrido más de 30 kilómetros y ahora se dirige a una pequeña cresta dentro de Krokodillen para extraer otra muestra valiosa.
A medida que Perseverance sigue adelante con su misión dual —explorar la historia marciana y preparar el terreno para futuras misiones tripuladas— estamos ante un momento decisivo. Cada roca analizada es como abrir una ventana al pasado del planeta rojo. Y quién sabe qué secretos aún quedan por descubrir bajo la superficie.