El pasado 7 de mayo, el cielo sobre Pakistán se iluminó con el destello de un nuevo tipo de armamento: los misiles hipersónicos CM-400AKG. Estos proyectiles, capaces de alcanzar velocidades superiores a Mach 5 y con un alcance de hasta 250 kilómetros, han cambiado las reglas del juego militar. En esta ocasión, un avión J-17 indio llevó a cabo bombardeos en diversas bases terroristas, desatando una ola de fuego cruzado a lo largo de la Línea de Control que divide Cachemira entre India y Pakistán.
Un giro inesperado en la guerra moderna
La justificación por parte de Nueva Delhi para este ataque fue la supuesta “inacción” de Islamabad ante el terrorismo. Pero lo que realmente dejó boquiabiertos a muchos fue el uso del misil hipersónico, que derribó un sistema S-400 Triumf ruso desplegado por India en Adampur. El South China Morning Post no tardó en calificar este evento como un hito: es la primera vez que se utiliza este tipo de arma en una confrontación real.
Aquellos misiles no fueron simplemente lanzados al azar; contaban con tecnología avanzada que combinaba navegación inercial y posicionamiento satelital, permitiendo ajustes precisos durante su trayecto. A velocidades sorprendentes —más allá de los 6.000 km/h—, se volvió casi imposible interceptarlos. Este hecho hace saltar las alarmas entre estrategas militares occidentales y plantea serias preguntas sobre el futuro del combate moderno.
Además, según algunos expertos militares, estos nuevos sistemas podrían cambiar radicalmente las dinámicas del poder global. Los CM-400AKG son más que solo armas; son el reflejo del esfuerzo chino por modernizar su arsenal y posicionarse como líder en tecnología bélica. Así que aquí estamos, mirando hacia un horizonte donde la guerra podría ser más rápida y letal que nunca.