La historia de la sonda Voyager 1 es, sin duda, una de esas hazañas que nos recuerdan hasta dónde puede llegar la curiosidad humana. Lanzada hace casi medio siglo, esta intrépida nave se ha aventurado más allá de lo conocido, explorando el vasto universo en busca de respuestas sobre nuestro sistema solar y más allá.
A pesar de haber estado enviando datos valiosos durante tanto tiempo, no todo ha sido un camino de rosas. Hace aproximadamente un año y medio, la NASA tuvo que lidiar con un gran quebradero de cabeza: uno de los tres ordenadores a bordo dejó de comunicarse con la Tierra. A esto se sumaron algunas irregularidades en su subsistema de vuelo. Pero como suele decirse, donde hay voluntad hay un camino; lograron arreglar esos problemas y Voyager 1 volvió a estar en marcha.
Un nuevo soplo de vida
Aunque parecía que las cosas se habían estabilizado, a finales del año pasado las antenas dejaron de recibir señales nuevamente. Ante este escenario desalentador, la NASA tomó decisiones difíciles y apagó algunos instrumentos para alargar su vida útil. En concreto, hubo que desconectar tres telescopios diseñados para estudiar rayos cósmicos y protones galácticos.
Pese a estas medidas drásticas, ahora llega una noticia inesperada: ¡la agencia espacial ha decidido reactivar unos propulsores que llevaban inactivos desde 2004! Este movimiento es fundamental porque sirve como respaldo ante el desgaste que están sufriendo los propulsores activos actuales. Según nos cuenta la propia NASA en su blog oficial: «El equipo de misión quería reparar los propulsores considerados inutilizables hace décadas antes de desconectar la antena radiofónica para actualizaciones».
¿Y qué pasó exactamente con esos propulsores? En 2004 perdieron potencia debido a fallos en dos calentadores internos. Los ingenieros pensaron que era irreversible y optaron por usar solo los propulsores secundarios para orientar el rastreador estelar. Sin embargo, tras investigar más a fondo, descubrieron que quizás había una forma de arreglarlos simplemente ajustando un interruptor mal posicionado. De ser así, podríamos estar viendo renacer estos viejos guerreros del espacio.
Es realmente fascinante pensar cómo algo tan pequeño puede tener un impacto tan grande en nuestra comprensión del cosmos. La Voyager 1 sigue demostrando ser una verdadera pionera entre las estrellas.