¿Te imaginas poder pedir una licencia de obra y que no tarde meses en llegar? ¿O solicitar una ayuda al alquiler y recibir respuesta en días, no en semanas? Es frustrante ver cómo muchos de estos trámites se convierten en odiseas burocráticas. Pero aquí es donde la inteligencia artificial (IA) puede jugar un papel crucial, no para reemplazar a los humanos, sino para hacer nuestra vida más fácil.
Un nuevo enfoque hacia lo público
La realidad es que hoy por hoy, lidiar con la Administración pública suele ser un proceso lento y engorroso. No estamos criticando a los funcionarios, porque sabemos que trabajan duro en un mar de papeles y procedimientos complejos. Pero está claro que necesitamos cambiar el ritmo. Hugo Cortada, Director de Desarrollo de Negocio de Serimag, lo deja claro: “No se trata de eliminar canales tradicionales, sino de complementarlos”.
Pensémoslo por un momento. Imagina tener agentes virtuales disponibles las 24 horas del día que nos guían durante cada trámite. Desde explicarnos qué documentos necesitamos hasta asegurarse de que todo esté correcto antes de enviar nuestra solicitud. Con sistemas capaces de procesar y clasificar documentación automáticamente, podríamos ver cómo esos largos tiempos de espera se acortan drásticamente.
No solo ganaríamos tiempo nosotros como ciudadanos; también aliviaríamos la carga sobre los funcionarios, permitiéndoles enfocarse en tareas más significativas en lugar de dedicarse a revisar papeleo sin fin. La IA podría asumir esas tareas tediosas y repetitivas.
Pero cuidado; este avance tiene que hacerse con cabeza. Hay que contar con expertos, respetar la privacidad y diseñar sistemas accesibles para todos aquellos que todavía prefieren el trato humano. Al final del día, la mejor tecnología es aquella que se integra sin problemas en lo ya existente: menos errores y costes más bajos.
Aprovechemos esta oportunidad. Menos papeleo significa menos esperas y más soluciones reales para todos nosotros.