La plaza de San Pedro estaba a rebosar. La noticia voló como pólvora entre los fieles, y de repente, la espera terminó. León XIV, un nombre que nadie esperaba escuchar tan pronto tras la muerte del Papa Francisco, fue anunciado por el cardenal protodiácono Dominique François Joseph Mamberti con un sonoro «¡Habemus Papam!». ¡Menuda sorpresa para todos!
El proceso de elección es todo un ritual que arrastra siglos de historia. Los cardenales se encierran en la Capilla Sixtina, aislados del mundo sin acceso a móviles ni internet, asegurando que cada voto sea secreto. En esta ocasión, tras cuatro intensas votaciones, la fumata blanca apareció marcando el final de una espera llena de especulaciones.
Candidatos y sorpresas del cónclave
Antes del gran anuncio, muchos nombres circulaban entre rumores y expectativas. Desde Luis Antonio Tagle, conocido por su enfoque reformista, hasta Pietro Parolin, un diplomático veterano, todos eran considerados posibles sucesores. ¿Pero quién lo iba a imaginar? ChatGPT había lanzado sus predicciones diciendo que sería uno de los más impredecibles cónclaves recientes.
A pesar de las apuestas sobre Tagle o Parolin, al final fue Robert Francis Prevost quien se alzó como el elegido. Su ascenso demuestra cómo las sorpresas están siempre a la vuelta de la esquina en estos eventos históricos.
Las opiniones sobre este nuevo Papa no se han hecho esperar. Algunos piensan que es el adecuado para guiar a la Iglesia hacia tiempos complicados; otros preferían ver a otro cardenal en ese lugar tan relevante.
Así es como comienza una nueva era bajo el liderazgo de León XIV. Todos miran expectantes qué rumbo tomará la Iglesia Católica con este nuevo capítulo que apenas empieza.