¿Te has puesto a pensar alguna vez qué le pasa a nuestro cuerpo cuando flotamos en el espacio? La NASA ha echado mano de unos pequeños compañeros, unos ratones valientes, que han sido enviados a la Estación Espacial Internacional (ISS) durante 37 días para desvelar algunos secretos. Y lo que han encontrado es inquietante: cada mes en el espacio, un ser humano pierde alrededor de un 1% de su capacidad ósea. Sí, has leído bien.
Este estudio no solo confirma lo que ya sospechábamos sobre la ingravidez y sus efectos devastadores, como la atrofia muscular y problemas circulatorios, sino que también revela que nuestros huesos sufren un deterioro interno alarmante. Los investigadores observaron daños estructurales notables en los fémures de los roedores. Las imágenes son claras: grandes cavidades internas aparecieron donde antes había solidez, especialmente cerca de las articulaciones.
El futuro del ser humano en el espacio
Pero esto no es todo. A medida que se profundiza en el análisis, surgen preguntas aún más preocupantes. ¿Qué sucedería si esto les pasara a nuestros cuerpos? La NASA apunta a que una travesía prolongada podría tener efectos nefastos en aquellos huesos que soportan más peso. Además, esos ratones jóvenes mostraron signos de osificación prematura, lo cual podría afectar su desarrollo esquelético futuro.
Para hacer frente a este desafío, ahora están investigando cómo el ejercicio físico o sistemas de resistencia mecánica podrían ayudar a mitigar esta pérdida ósea durante las misiones espaciales largas. En definitiva, la situación es compleja y nos recuerda una vez más la fragilidad del cuerpo humano ante las adversidades del universo.