España se sumió en la penumbra. Este lunes, a partir de las 12:30 horas, un apagón masivo dejó a millones de personas en la península ibérica y más allá, sin electricidad, y por supuesto, sin saber muy bien qué hacer. Imagínate: no hay Internet, ni llamadas telefónicas, ni compras con tarjeta. La situación fue caótica en grandes ciudades como Madrid y Barcelona; el transporte público quedó paralizado y hasta los hospitales tuvieron que recurrir a sus generadores de emergencia para seguir funcionando.
El misterio del apagón
A pesar de que Teresa Ribera, vicepresidenta de la Comisión Europea, asegura que no hay pruebas claras de un ataque intencionado, tanto desde Moncloa como el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) están investigando esta posibilidad. “No podemos afirmar con certeza que haya sido un ciberataque”, dijo Ribera desde Bruselas, pero lo cierto es que este ha sido uno de los mayores colapsos del sistema eléctrico en años.
La Red Eléctrica apuntó a una oscilación brusca del flujo eléctrico como posible causa. En palabras sencillas, eso significa que la cantidad de electricidad empezó a fluctuar descontroladamente. Cuando eso pasa, se activa un mecanismo automático que desconecta partes del sistema para evitar males mayores. Esta desconexión en cadena fue lo que dejó a tantos sin luz.
A última hora del día, Pedro Sánchez reveló que a las 12:33 horas desaparecieron repentinamente 15 gigavatios (GW) de la red eléctrica—un golpe equivalente al 60% del consumo total en ese momento. Esa pérdida abrupta descompensó todo y desató el caos.
No obstante, hablemos también de algo preocupante: ¿qué pasaría si detrás hubiera un ciberataque? Los ataques informáticos son más peligrosos de lo que imaginamos; no solo se limitan al robo de datos o estafas online. Imagina cómo sería si alguien pudiera derribar toda una red eléctrica nacional: es aterrador pensar en ello.
Sorprendentemente, cada día se registran cerca de mil intentos fallidos contra nuestra red eléctrica. Sin embargo, esos sistemas SCADA—los encargados del control y distribución eléctrica—son vulnerables; un ataque bien planificado podría generar apagones masivos y afectar hospitales o sistemas de comunicación vitales.
Parece claro: debemos estar alerta ante esta nueva realidad donde lo digital puede apagar nuestras luces y poner todo en peligro. Reflexionemos sobre ello mientras seguimos recuperándonos del susto provocado por este apagón inesperado.