Noland Arbaugh, un joven estadounidense de 30 años, se ha convertido en el primer ser humano en llevar un chip implantado por la compañía Neuralink, fundada por Elon Musk. Todo esto podría parecer sacado de una serie de ciencia ficción, pero no: es la realidad. Hace aproximadamente un año, este valiente decidió arriesgarse al aceptar ser parte de una iniciativa que busca ayudar a personas con discapacidades tras sufrir un grave accidente que le dejó paralizado del cuello hacia abajo.
Un nuevo capítulo en su vida
En una reciente entrevista con la BBC, Noland compartió cómo ha cambiado su vida desde que se sometió a esta operación. “No sabía qué esperar. Parecía algo salido directamente de una película”, confiesa entre risas nerviosas. Su espíritu aventurero le llevó a pensar que si todo salía bien podría contribuir a la ciencia y aprender incluso si las cosas tomaban un giro inesperado. Después de todo lo vivido, no era para menos que tuviera miedo; las secuelas del accidente le hicieron temer que nunca volvería a jugar o estudiar.
Aún así, ahora dice con orgullo que juega videojuegos y hasta les gana a sus amigos. Sin embargo, no todo es color de rosa; Noland también menciona la falta de privacidad y control sobre su propia vida tras el implante. “Tienes que confiar en los demás para muchas cosas”, revela con sinceridad.
El chip funciona como una interfaz cerebro-computadora; detecta los impulsos eléctricos generados cuando pensamos en movernos y los traduce en comandos para controlar dispositivos electrónicos. A pesar del revuelo mediático causado por Musk y su innovador proyecto, Noland prefiere ver este avance como un logro colectivo más que como una simple hazaña del multimillonario: “Esto es más sobre los científicos y la ciencia”, asegura.
Recuerda aquel momento impactante cuando vio sus neuronas proyectándose en una pantalla; fue ahí cuando entendió plenamente que podía manejar un ordenador solo con sus pensamientos. Y así fue como volvió a disfrutar del ajedrez y esos videojuegos tan añorados.
A medida que avanza esta historia fascinante, surgen competidores como Prima, un chip capaz de curar la ceguera mediante colocación quirúrgica bajo la retina para interpretar imágenes. La tecnología avanza imparablemente y hay mucho camino por recorrer aún.