Imagina por un momento que vives en Eivissa, donde el sol brilla casi todo el año y la vida parece fluir con tranquilidad. Sin embargo, hay una sombra que se cierne sobre esta idílica isla: los residuos. Sí, esos mismos que ahora tienen como destino los molls comercials de Palma y Alcúdia. Una noticia que nos deja a todos con un mal sabor de boca.
Una solución incómoda para todos
No es solo cuestión de logística; es un tema que toca la fibra sensible de quienes vivimos aquí. La Autoridad Portuaria ha decidido llevarse los desechos de Eivissa a nuestros puertos, y eso no suena bien. Nos preguntamos: ¿acaso no hay alternativas más sostenibles? La falta de planificación nos hace sentir como si estuviéramos tirando a la basura el futuro de nuestras islas.
Los veïns ya han alzado la voz. “Es una vergüenza”, dicen algunos. Y no es para menos. Las iniciativas para cuidar el medio ambiente se ven ahogadas en este mar de problemas logísticos y económicos. ¿Qué pasará cuando veamos montañas de residuos acumulándose en nuestros muelles?
Nuestro compromiso debe ser claro: no podemos dejar que esto se convierta en la norma. Necesitamos exigir soluciones creativas y responsables porque cada vez más personas están cansadas de ver cómo se priorizan intereses económicos por encima del bienestar común.

