En un giro inesperado que ha dejado a muchos boquiabiertos, la Catedral de Mallorca se atreve a romper con la tradición. Este año, por primera vez en su historia, un niño se subirá al altar para interpretar la Sibil·la. Y es que, ¿quién dijo que las tradiciones no pueden evolucionar?
Un paso hacia el futuro
Esta noticia no solo simboliza un cambio generacional, sino que también refleja el deseo de conectar con las nuevas generaciones. Es hora de darles voz y protagonismo en celebraciones tan emblemáticas como esta. La idea de ver a un pequeño entonando este canto ancestral nos hace pensar en lo importante que es preservar nuestra cultura, pero adaptándola a los tiempos actuales.
Y mientras algunos pueden cuestionar esta decisión argumentando que «las cosas siempre han sido así», nosotros preferimos celebrar la valentía de quienes están dispuestos a tirar por tierra viejas costumbres y dar paso a algo nuevo. Después de todo, ¿no es eso lo que realmente representa el espíritu navideño? Un momento para reinventarse y compartir alegría con los demás.

