La ciudad de Palma ha dado un paso sin precedentes al declarar a Pedro Sánchez como ‘persona non grata’. Este gesto no es solo simbólico; representa el descontento palpable de muchos ciudadanos que sienten que sus voces han sido ignoradas. La decisión, aprobada por unanimidad en el consistorio, resuena con fuerza entre los vecinos, quienes reclaman a gritos la convocatoria de elecciones. ¿Es que acaso se olvidaron de nosotros?
Una comunidad en pie de guerra
Las calles están llenas de opiniones y emociones encontradas. La indignación se siente en cada esquina, especialmente entre aquellos que luchan contra el monocultivo turístico que amenaza su hogar. “No podemos permitir que sigan tirando a la basura nuestro patrimonio cultural”, dice una vecina con fervor. Las protestas no solo son un acto de rebeldía, sino también un llamado a la acción para todos los que aman esta tierra.
Palmers no están dispuestos a quedarse callados mientras su calidad de vida se ve comprometida. Desde el barrio más antiguo hasta las nuevas zonas en desarrollo, hay un clamor generalizado por recuperar lo que les pertenece y hacer valer sus derechos. La declaración de ‘persona non grata’ es solo el comienzo; ahora urge escuchar al pueblo y actuar en consecuencia.

