En un rincón de nuestra querida Calatrava, los vecinos se han alzado con una voz clara y decidida. Con la preocupación latente sobre el futuro de los árboles que adornan la plaza Llorenç Villalonga, han solicitado a las autoridades que se convoque una Mesa de Diálogo. ¿Acaso no son ellos quienes deberían tener voz en este asunto?
Un grito por lo verde
La comunidad se siente afectada. Estos árboles no son solo elementos decorativos; son parte del corazón del barrio, testigos silenciosos de nuestras vidas cotidianas. En un tiempo donde la naturaleza parece estar perdiendo terreno frente al asfalto y el monocultivo turístico, es vital que todos participemos en esta conversación. La desertificación avanza en nuestras islas, y aquí estamos, luchando por mantener lo poco que nos queda.
Así lo expresa uno de los residentes: “No podemos permitir que estos árboles sean tirados a la basura sin escuchar nuestras opiniones”. La indignación crece entre aquellos que sienten que su hogar está siendo amenazado. Es fundamental abrir espacios donde la comunidad pueda expresar sus inquietudes y proponer soluciones.
Este llamado a crear un espacio de diálogo es más necesario que nunca. Los árboles son vida, oxígeno y sombra en esos días calurosos. Como sociedad, debemos hacer frente juntos a estos desafíos, porque cuidar nuestro entorno es cuidar también de nosotros mismos.

