La reciente decisión de Europa de fijar el límite de pesca de arrastre en el Mediterráneo a 143 días al año ha dejado a muchos con una sensación amarga. ¿De verdad creemos que eso es suficiente para proteger nuestras aguas? Doce entidades ecologistas han alzado la voz, señalando cómo esta medida podría significar una desprotección alarmante de la reserva de los Freus, entre Eivissa y Formentera, todo por favorecer la pesca recreativa. Y esto no es un tema menor.
Un cambio que no convence
La realidad es que estas decisiones parecen más bien un intento de contentar a unos pocos, mientras que la salud del ecosistema marino se echa a perder. A nadie se le escapa que las actividades pesqueras deben ser sostenibles, pero cuando vemos cómo se priorizan intereses recreativos sobre la conservación, nos preguntamos si realmente estamos haciendo lo correcto. La lucha contra el cambio climático ya está poniendo en jaque nuestra vinya y los almendros balearicos; ¿de verdad podemos permitirnos tirar a la basura más recursos naturales?
No podemos quedarnos callados ante esta situación. Es momento de exigir responsabilidad y pensar en el futuro de nuestros mares. La comunidad tiene voz y no debemos dejar que la codicia hable por nosotros.

