En Palma, la historia de nuestros árboles se ha convertido en un culebrón. Imagina que te dicen que talarán 18 árboles, argumentando que podrían caer. Los vecinos no se lo creen y sienten que su voz se pierde entre palabras vacías. Es como si tiraran a la basura el legado natural de nuestra ciudad.
Una comunidad unida
Cientos de vecinos salieron a las calles, paralizando la tala de 17 árboles en la plaza de Vilallonga. No es solo madera, son años de vida y recuerdos compartidos bajo sus ramas. Y mientras tanto, el debate sobre quiénes son los responsables del Christmas Market de Feixina nos recuerda que hay intereses ocultos detrás de cada decisión.
Aún más preocupante es ver cómo una manifestación de médicos resuena ante un Gobierno que parece más preocupado por mantener su imagen que por la salud pública. Con 5.247 consultas y 169 operaciones suspendidas, ¡es hora de alzar la voz! Mientras tanto, el GOB lamenta la pérdida de Xisco Avellà, quien siempre luchó por proteger nuestro entorno.
La pregunta persiste: ¿quién alimenta realmente nuestras ciudades? No solo en sentido literal con comida saludable para nuestros hijos, sino también con un futuro sostenible donde podamos convivir con la naturaleza. En esta balada entre política y ciudadanía, somos nosotros quienes debemos marcar el compás.

