En el corazón del archipiélago balear, un grupo de valientes pescadores ha alzado la voz. Se sienten insultados y no es para menos. La reciente propuesta de Europa que busca limitar los días de pesca de arrastre ha caído como un jarro de agua fría en una comunidad que vive por y para el mar. ¿Cómo se atreven?, se preguntan, mientras luchan por mantener su forma de vida y la tradición que han heredado generación tras generación.
Una tradición en peligro
Aquellos hombres y mujeres del mar ven cómo su sustento está en juego. No se trata solo de números ni de estadísticas frías; se trata de sus familias, sus historias, y sobre todo, del respeto a un trabajo que implica sacrificio y amor por la naturaleza. Muchos sostienen que estas decisiones vienen desde lejos, desconectadas de la realidad local. «Parece que están tirando a la basura nuestras vidas», comenta uno de ellos con frustración.
No podemos quedarnos callados ante este atropello. El mar no es solo un recurso; es nuestra cultura, nuestra identidad. La lucha apenas comienza, pero estos pescadores saben que juntos son más fuertes frente a cualquier adversidad.

