En pleno corazón de la ciudad, el mercadillo «artesano» de la Feixina se ha convertido en un tema de conversación que no deja a nadie indiferente. De las 60 casetas que pueblan este espacio festivo, ¡45 son propiedad de empresarios alemanes! Sí, has leído bien. Mientras muchos de nosotros soñamos con un mercado donde los productos locales brillen con luz propia, nos encontramos ante una situación que parece más un monocultivo turístico que una celebración auténtica de nuestras tradiciones.
¿Qué pasa con nuestros artesanos?
Es frustrante ver cómo nuestras raíces culturales son arrinconadas por negocios extranjeros. ¿Acaso no hay lugar para nuestros emprendedores locales? Nos preguntamos si realmente estamos fomentando la economía balear o simplemente tirando a la basura nuestra identidad. En tiempos donde apoyar lo autóctono debería ser una prioridad, estas cifras nos hacen reflexionar sobre qué tipo de turismo y comercio queremos para nuestro futuro.
No podemos quedarnos callados ante esta realidad. Cada vez que paseamos por esas calles decoradas, tenemos que recordar que detrás de cada producto hay historias y esfuerzos locales que merecen ser valorados. Es hora de alzar la voz y exigir un espacio justo para nuestros artesanos en el corazón del mercadillo navideño.

