En el corazón de Escorca, la construcción de un xalet en una zona boscosa ha encendido los ánimos de muchos excursionistas y amantes de la naturaleza. La noticia ha corrido como la pólvora entre quienes frecuentan esta hermosa área, que ahora se enfrenta a una transformación que, según algunos, podría ser devastadora para el entorno. El batle, por su parte, defiende con firmeza que todo está dentro de la legalidad: «Este proyecto cuenta con todas las licencias necesarias», asegura con un tono casi desafiante.
Un paisaje en peligro
No podemos ignorar lo que está en juego aquí. Mientras los excursionistas y activistas hacen sonar sus voces contra lo que consideran un ataque al patrimonio natural, el Consistorio parece más enfocado en cumplir normas que en escuchar a la comunidad. ¿Es esto realmente progreso o simplemente un nuevo ejemplo del famoso monocultivo turístico? Muchos temen que este tipo de construcciones solo sirvan para tirar a la basura nuestra conexión con la tierra y nuestras raíces.
La llegada incesante de nuevos proyectos como este plantea una pregunta crucial: ¿qué queremos para nuestro entorno? Las opiniones son diversas, pero todos coinciden en algo: no se puede sacrificar lo bello y lo único por unos pocos beneficios económicos inmediatos. Y mientras el viento sopla fuerte sobre Mallorca, también parece llevar consigo una brisa de cambio; quizás sea hora de que nos hagamos escuchar antes de que sea demasiado tarde.

