El futuro de la nueva escuela de Sa Pobla está en el aire y, para muchos, esto es más que un simple debate sobre un nombre. Guillem Caldés, una voz respetada en la comunidad, ha dejado claro su sentir: «Si se decide cambiar el nombre, será una porcada». Su opinión no es baladí; detrás de estas palabras hay un trasfondo emocional que refleja las luchas y las esperanzas de toda una comunidad.
Un dilema que nos toca a todos
No estamos hablando solo de un rótulo; aquí hay historia y afecto. La propuesta es que la nueva escuela lleve el nombre de la esposa de Caldés, algo que ha encendido los ánimos. Mientras algunos piensan que este gesto sería un homenaje bonito, otros ven en ello una falta de consideración hacia las necesidades educativas actuales. La pregunta persiste: ¿es este cambio realmente lo que necesitamos?
En medio de esta discusión, CCOO ha alzado la voz pidiendo mejoras urgentes en nuestros colegios. Amplían el menú escolar hasta 4º de ESO y exigen reducir las ratios en Infantil. Todo esto mientras se habla del futuro educativo que queremos construir para nuestros hijos e hijas.
Así que, amigos, no es solo cuestión de nombres. Se trata de nuestra responsabilidad colectiva como sociedad para dar forma a un futuro donde la educación sea prioritaria y accesible para todos.

