En el corazón de Palma, la polémica ha estallado. La aprobación del mercado de Navidad en la Feixina ha dejado a muchos residentes con un mal sabor de boca. ¿Cómo es posible que un proyecto así se decida d’esquena als residents? Esta pregunta resuena en las calles y plazas del barrio, donde los vecinos sienten que su voz ha sido ignorada.
Un descontento palpable entre la comunidad
La decisión, tomada sin consultar a quienes realmente viven allí, no solo ha generado críticas, sino también una sensación de impotencia. Los vecinos han expresado su preocupación por cómo esta iniciativa podría transformar su entorno habitual, convirtiendo un lugar familiar en un espacio más comercial y menos acogedor. “No queremos que nuestro barrio sea otro parque temático”, comentaba uno de los asistentes a la reunión convocada para discutir el tema.
A medida que se acercan las festividades, el debate sobre el futuro del mercado se intensifica. Muchos ciudadanos están cansados de ver cómo sus espacios son utilizados como meros escaparates turísticos, mientras ellos mismos quedan relegados a un segundo plano. El llamado monocultivo turístico parece haber tomado otro rincón de nuestra ciudad.
Así las cosas, la comunidad exige respuestas y participación activa en decisiones que les afectan directamente. Y es que al final del día, no se trata solo de un mercado; se trata de preservar la esencia y el alma del barrio. Porque sí, ¡nuestros barrios merecen ser escuchados!

