El pasado 14 de septiembre, Palma se despertó con una noticia que nos dejó helados: nueve personas resultaron heridas en un incendio que tuvo lugar en un edificio residencial. La tristeza y la preocupación se adueñan de nuestras calles mientras intentamos entender cómo pudo suceder algo así. ¿Qué más debe pasar para que tomemos conciencia de los riesgos que acechan nuestras viviendas?
Las llamas no son solo fuego, son vidas
Este suceso nos recuerda lo frágiles que somos y cuán rápido pueden cambiar las cosas. Los heridos, algunos en estado grave, luchan por recuperarse mientras sus familias enfrentan esta dura realidad. Este tipo de accidentes nos hace cuestionarnos la seguridad en nuestros hogares y la preparación ante emergencias.
A medida que seguimos informándonos sobre este incendio, sentimos la urgencia de actuar. No podemos permitirnos mirar hacia otro lado; necesitamos políticas más efectivas y medidas preventivas para proteger a nuestra comunidad. En estos momentos difíciles, más que nunca debemos unirnos y apoyar a aquellos afectados por esta tragedia.