En el corazón de Mallorca, surge una iniciativa que promete revivir la historia de nuestras islas de una manera muy especial. ¿Quién no se ha preguntado alguna vez qué sorprende a esos turistas alemanes que desembarcan con sus cámaras listas? Pues bien, esta nueva propuesta busca conectar a los jóvenes con su propio patrimonio, animándoles a descubrir lo que realmente significa ser parte de esta tierra.
Un viaje emocionante hacia el pasado
Pero no todo es color de rosa en el archipiélago. Recientemente, hemos perdido a Jaime de Juan, uno de esos visionarios del turismo balear que supo ver el potencial de estas islas. Su legado nos hace reflexionar sobre cómo estamos cuidando nuestro entorno y nuestra identidad cultural.
A medida que seguimos avanzando, los vecinos y ecologistas alzan la voz para pedir que se prohíban esos ruidosos vuelos nocturnos en Palma. ¿Es tan difícil encontrar un equilibrio entre disfrutar del turismo y respetar nuestra calidad de vida?
Y mientras tanto, Baleària decide llevar a los tribunales la restricción de entrada de vehículos en Eivissa, alegando violación de derechos. Es un tira y afloja constante donde parece que todos luchan por su pedazo del pastel sin pensar en las consecuencias.
Las familias en Son Sardina siguen manteniendo a sus hijos lejos de las aulas debido a la presencia del controversial Miquel Roldán, lo cual genera un clima tenso en la comunidad. Todo esto mientras enfrentamos un problema crítico: cada día, nuestras islas pierden 67 millones de litros de agua por una red envejecida que nadie quiere reparar.
Pese a todas estas adversidades, hay quienes creen firmemente que somos más fuertes juntos. Jaume Perelló lo resumió perfectamente cuando dijo: ‘Un equipo y una comunidad, ¿qué más queremos?’ Así que quizás sea hora de unir fuerzas y tomar acción antes de que sea demasiado tarde.

