Nos ha dejado una figura entrañable del mundo académico, el profesor Antoni Borràs, quien dedicó su vida a enseñar y apasionar a generaciones de estudiantes en la Universidad de las Islas Baleares. Su fallecimiento ha conmocionado a toda la comunidad educativa, que recuerda su entrega y amor por la enseñanza. Para muchos, era más que un profesor; era un mentor, un amigo.
Una pérdida que deja huella
En medio de esta triste noticia, también nos llegan ecos de otras realidades en nuestras islas. La detención de un funcionario del Ayuntamiento de Alcúdia por empadronar personas extranjeras ha levantado polémica, reflejando una vez más cómo se manejan ciertas cuestiones en nuestra sociedad. Mientras tanto, en el ámbito sanitario, se lanza una nueva campaña de vacunación infantil contra la gripe en todos los colegios baleares. Y mientras algunos buscan oportunidades únicas para invertir en terrenos rústicos con precios exorbitantes, otros lidian con situaciones desesperadas como Miquel Roldán, a quien la justicia le niega el traslados para cuidar de sus padres enfermos. ¿Es esto lo que queremos?
La tristeza por la pérdida de Borràs se siente más profunda ante estas injusticias cotidianas. El eco de su voz aún resuena entre nosotros: «La educación es nuestra mayor herramienta para cambiar el mundo». Con su partida nos queda el reto de seguir luchando por un futuro mejor.