En un giro inesperado, el aire fresco de las montañas del Pas Llis se vio interrumpido por el eco de la preocupación. Dos excursionistas, atrapados entre senderos y rocas, necesitaron ayuda para salir a flote en una situación que podría haber terminado muy mal. Gracias a la rápida actuación de los servicios de rescate, que regresan a las Islas Baleares tras haber luchado contra incendios en León, lograron poner fin a la angustia de estos aventureros.
Un día que pudo ser trágico
La noticia llegó como un alivio: nuestros valientes rescatistas no solo son héroes en el fuego, sino también en las montañas. Mientras tanto, otros titulares menos felices circulaban: un anciano detenido por robar a un turista en el aeropuerto de Palma o la desaparición de doce personas tras saltar al mar desde una patera cerca de Cabrera. La realidad nos recuerda cada día lo frágil que es nuestra existencia.
En medio del caos y los retos sociales, queda claro que la vida sigue su curso aquí. Nos enfrentamos a una crisis interminable mientras se anuncian más de 1.500 plazas turísticas para Mallorca desde septiembre. Pero ¿realmente estamos listos para ello? Como diría alguien con sabiduría local: “No podemos seguir tirando a la basura nuestros recursos y cultura.” Así que mientras celebramos los rescates exitosos, no perdamos de vista nuestras responsabilidades como comunidad.