La indignación recorre el sector inmobiliario en Baleares como un torrente. La Sareb, ese monstruo que muchos critican, ha decidido bloquear 50 solares en nuestras islas y, sinceramente, esto no puede quedarse en silencio. Lo que podría ser una oportunidad dorada para el desarrollo local se convierte en un verdadero desastre. ¿Cómo es posible que mientras algunos luchan por construir viviendas asequibles, otros tiren a la basura esas posibilidades?
Las voces de la comunidad se alzan
Los profesionales del sector no han tardado en alzar la voz. “Es un escándalo”, dicen con razón, y no les falta razón. Mientras ellos intentan ofrecer soluciones a una crisis habitacional cada vez más apremiante, la Sareb parece jugar a ser el villano de esta historia. Este bloqueo no solo afecta a las empresas; afecta a todos nosotros, ciudadanos que buscamos un hogar digno.
Y es que hay algo muy claro: estos solares podrían haberse convertido en viviendas o espacios comunitarios vitales para nuestra gente. En lugar de eso, permanecen inactivos, como si fueran un recordatorio de cómo las decisiones políticas pueden entorpecer el bienestar social.