La tranquilidad que solía caracterizar las Baleares se ve sacudida por una serie de acontecimientos que nos hacen preguntarnos: ¿hasta dónde hemos llegado? En un giro inesperado, una bola de fuego surca el cielo, mientras la comunidad de Esporles levanta la voz ante posibles eventos taurinos en una plaza que parece estar fuera de la ley. Y no solo eso, porque las alarmas también han sonado tras el grave atropello de un hombre en Sant Antoni, Eivissa, dejando a todos con el corazón encogido.
¿Hasta cuándo seguiremos callando?
No es fácil ver cómo nuestra cultura y seguridad se ven comprometidas. Los vecinos de Esporles están cansados; ya no quieren mirar hacia otro lado. Las fiestas descontroladas con menores involucrados y el abuso del alcohol se han convertido en un tema recurrente. ¡Es momento de alzar la voz!
A esto se suma la reciente noticia del gobierno español, que ha decidido dar la espalda a la gestión de nuestros aeropuertos, alegando que no son los responsables de esa masificación turística que todos sufrimos. Pero nosotros sabemos que esto es solo otra forma de tirar a la basura nuestras preocupaciones y dejarlas olvidadas en un rincón.
Mientras tanto, entre celebraciones y rescates dramáticos —como el de una turista caída en Cala Deià— seguimos adelante, intentando encontrar sentido entre tanto caos.