En un mundo donde la presión parece apretar cada vez más, nos encontramos con una realidad desgarradora: uno de cada tres menores está lidiando con la autolesión y, por si fuera poco, el 20% tiene ideas suicidas. Esta situación no es solo una estadística fría; es un grito desesperado que debemos escuchar.
La salud mental en peligro
A medida que la saturación turística invade lugares como Sóller, nuestro sistema de salud se ve colapsado. Los médicos advierten que, especialmente en verano, la situación de los hospitales públicos es crítica. ¿Cómo podemos permitir que nuestras futuras generaciones crezcan en un entorno tan tóxico? Cada día son más los niños diagnosticados con problemas graves como el impétigo o incluso cáncer de cérvix. La alarmante cifra de 60 casos anuales en las Islas Baleares debería hacer sonar todas las alarmas.
No podemos quedarnos callados mientras nuestros pequeños sufren. Las imágenes de turistas haciendo balconing en Mallorca nos recuerdan que hay quienes no respetan ni su propio bienestar. “La única ley que funciona aquí es la ley de la gravedad”, comenta un testigo entre risas nerviosas. Pero, ¿quién ríe cuando hay tanto dolor detrás?
Es hora de actuar y dejar claro que el bienestar emocional y físico de nuestros jóvenes debe ser prioritario. No se trata solo de estadísticas; son vidas humanas que merecen nuestra atención y cuidado.