Las Baleares se enfrentan a una nueva alerta amarilla por vientos fuertes, y la verdad es que esto no es algo que debamos tomar a la ligera. En medio de un verano que debería ser sinónimo de diversión y descanso, estas ráfagas podrían tirarnos todos los planes por la borda. Y no solo eso; con el viento soplando a toda potencia, los negocios locales temen lo peor.
La realidad del turismo en nuestras islas
Hablando de negocios, el panorama no pinta nada bien. En 2024, más de 370 establecimientos tuvieron que cerrar sus puertas, y lo que se prevé para 2025 no es mucho mejor. ¿Por qué? Los precios han subido tanto que muchos residentes ya ni se asoman a esos restaurantes donde antes disfrutaban de buena comida y compañía. La turistificación ha convertido nuestras islas en un monocultivo turístico donde los locales quedan relegados.
Y si pensábamos que todo iba a mejorar, nos llega la noticia de unos nuevos inquilinos poco deseados: ¡un grupo de osos lavadores ha sido detectado en zonas urbanizadas! Sí, has leído bien. Mientras nosotros lidiamos con las consecuencias del turismo desmedido, ahora tenemos que pensar también en cómo convivir con estas especies invasoras.
No podemos quedarnos callados ante esta situación. Es hora de unir voces y exigir cambios porque al final del día somos nosotros quienes vivimos aquí. Así que prepárate para el viento y mantente alerta: las Baleares merecen más.