En una jornada marcada por la emoción y el compromiso, los animalistes salieron a las calles de Palma para alzar sus voces contra la cruel explotación animal. «No queremos galerías de caballos», gritaban con fuerza, dejando claro que no están dispuestos a seguir tolerando estas prácticas inhumanas. La manifestación, que reunió a un gran número de personas preocupadas por el bienestar de los animales, es un reflejo del creciente descontento hacia un sistema que parece olvidar la empatía.
Un grito colectivo por justicia
Con pancartas en mano y una energía contagiosa, los manifestantes recorrieron las principales calles de la ciudad. Sus rostros mostraban determinación y pasión por una causa que consideran vital. Entre cánticos y consignas, se escuchaban voces como la de Clara, una joven activista que afirmó: «Estamos aquí para decir basta. No más sufrimiento innecesario». La situación actual es insostenible; mientras tanto, algunos siguen haciendo negocio a costa del dolor ajeno.
La comunidad está despertando ante esta realidad; cada vez más gente se une a este movimiento que aboga por un cambio real. En un mundo donde todo parece girar en torno al beneficio económico, ¿por qué seguir ignorando el sufrimiento de seres vivos? Es hora de dejar atrás el monocultivo turístico y abrazar alternativas más humanas.