En Sencelles, la decisión ya está tomada: se decantan por el trazado norte para la nueva ronda de circunvalación. Pero lo que debería ser una noticia positiva ha traído consigo un cúmulo de reacciones encontradas. No es para menos, porque las implicaciones van mucho más allá del simple asfalto. La comunidad siente que este proyecto podría transformar su entorno y su forma de vida.
Burocracia y frustración en Llucmajor
La indignación se apodera también de Llucmajor, donde los vecinos se han visto sorprendidos por el vuelo de dos helicópteros sobre la torre de l’Estalella. ¿Qué está pasando? Al mismo tiempo, la empresa Mallorca Platja Tour ha tenido que cancelar su concentración en s’Amarador debido a “impedimentos” burocráticos impuestos por Costas. Un claro ejemplo de cómo las decisiones administrativas pueden tirar a la basura iniciativas comunitarias.
En Sóller, las tensiones están a flor de piel. Una vecina acaba con un fémur roto tras una pelea con turistas por una plaza de aparcamiento. La situación no da tregua y refleja el creciente malestar entre quienes viven aquí y los que solo vienen a disfrutar del sol y la playa.
Xim Valdivielso no se corta al afirmar que “el futuro de Mallorca es Eivissa”: más desigualdades, sociedades divididas entre lujo y pobreza. El camino hacia adelante parece lleno de baches, pero lo cierto es que las voces locales están alzándose. Desde las tiendas hasta los pequeños negocios, todos están cansados de escuchar mensajes que criminalizan al turismo cuando en realidad es vital para nuestra economía.