En un rincón privilegiado de Mallorca, Banyalbufar y Esporles han decidido no quedarse callados. La comunidad se ha unido para exigir al Govern que proteja los escars del Port des Canonge, un lugar que no solo es parte de su patrimonio natural, sino también de su identidad. Estos escars son mucho más que piedras; son testigos silenciosos de historias pasadas y futuros por venir.
Una lucha colectiva por el futuro
A medida que el turismo avanza a pasos agigantados, hay quienes sienten que su hogar se está transformando en un monocultivo turístico. “No podemos permitir que esto se convierta en una atracción para turistas sin respeto”, comenta uno de los vecinos con preocupación. Y tiene razón. El riesgo de perder estos espacios tan valiosos es real y palpable.
Los habitantes han tomado las calles con pancartas en mano, gritando a una sola voz: “¡Preservemos lo nuestro!” Es un mensaje claro y contundente que resuena en cada rincón del pueblo. Ellos saben que no están solo luchando por el presente, sino también por las generaciones futuras que merecen disfrutar de este paraíso tal como lo hicieron sus abuelos.
La defensa de los escars es más que una simple protesta; es una declaración de amor hacia su tierra. Cada día, la naturaleza nos ofrece lecciones sobre la importancia de cuidar lo que amamos. Y en Banyalbufar y Esporles están dispuestos a luchar hasta el final para garantizarlo.