¿Alguna vez te has detenido a pensar en cómo nos miramos unos a otros cuando somos jóvenes? Lo cierto es que todos hemos pasado por esa etapa complicada, llena de inseguridades y etiquetas que parecen estar hechas a medida para herirnos. Recientemente, un comentario resonó en mi mente: “Supongo que yo también fui una ‘puta’ para algún ‘bro’ cuando tenía 15 años.” Y es que, a esa edad, la vida puede ser un auténtico campo de batalla emocional.
El peso de las palabras en la adolescencia
Pensando en eso, me vienen recuerdos frescos de días pasados. Como aquel momento inolvidable cuando mi pareja y yo decidimos tomar una casa prestada, solo para descubrir lo complejo que puede ser compartir espacios y vidas con otros. La juventud tiene esos matices que pueden parecer insignificantes, pero marcan el rumbo de nuestras vidas.
Luego está la cuestión del cuerpo; muchas veces nos sentimos inseguros ante el espejo. A veces creo que mi papada se ha vuelto famosa entre mis amigos virtuales. ¡Qué ironía! En un mundo donde la apariencia parece serlo todo, ¿por qué dejamos que el algoritmo defina nuestra autoestima? Es curioso cómo llegamos a saber más sobre la vida de influencers como María Pombo que sobre aquellos amigos cercanos con los que compartimos risas y secretos en nuestra infancia.
No olvidemos las noticias recientes: el escándalo del mayor caso de corrupción en las Islas Balears o los accidentes trágicos en Petra y Santa Eulària des Riu. Todo esto nos recuerda cómo la realidad puede golpearnos sin avisar. Y mientras algunos debaten si necesitamos más trenes o salvar nuestros espacios naturales, nosotros seguimos lidiando con nuestras propias batallas cotidianas.
Ciertamente, este es un tiempo donde cada palabra cuenta y donde cada acto tiene su eco. Nos encontramos inmersos en un mar de opiniones cruzadas; incluso el diputado Jorge Campos tuvo algo que decir respecto al uso del mallorquín y español aquí mismo. Pero al final del día, lo más importante es no dejarnos llevar por lo superficial y recordar quiénes somos realmente.