La situación en las Islas Baleares ha llegado a un punto crítico. La frase “menos turismo, más agua” resuena en cada rincón de la red y no es para menos. La campaña del Gobierno sobre el uso responsable del agua ha encendido los ánimos de muchos que ya están cansados de ver cómo se tiran a la basura recursos vitales en nombre del turismo desmedido. ¿Acaso nadie está escuchando?
Una lucha que nos toca a todos
En este archipiélago, donde la belleza natural debería ser nuestra mayor fortaleza, el monocultivo turístico parece estar asfixiando todo lo demás. Aquellos que han disfrutado de estas tierras durante generaciones ven cómo su hogar se convierte en un parque temático donde lo único que importa son los números de visitantes. “Ya basta”, gritan desde las redes sociales, clamando por un cambio urgente.
A medida que avanzamos hacia un futuro incierto, es crucial recordar que somos nosotros quienes debemos proteger nuestro entorno y nuestras costumbres. Los datos son alarmantes: cada año hay más matrimonios igualitarios, más voces reclamando sus derechos y, sin embargo, el eco de una política insostenible parece ahogar esos avances. ¿Qué legado estamos dejando?