La situación en Mallorca se ha vuelto insostenible. La ola de calor ha llevado los termómetros a superar los 38 grados, y lo que comenzó como un simple día soleado se ha transformado en una auténtica prueba para la población. En medio de este calor asfixiante, hemos recibido la trágica noticia del fallecimiento de un hombre de 71 años en Eivissa, quien perdió la vida ahogado. Un recordatorio sombrío de que el calor puede ser implacable.
Un clamor por la responsabilidad
No es solo cuestión de disfrutar del sol; ahora más que nunca, debemos reflexionar sobre cómo estamos gestionando nuestro entorno. Las redes sociales están que arden, y muchos ciudadanos no dudan en expresar su frustración hacia el Gobierno. “Menos turismo y más agua”, claman, demandando una campaña realista sobre el uso responsable del agua. ¿No es hora ya de dejar atrás ese monocultivo turístico que nos ha hecho olvidar nuestra esencia?
A medida que las temperaturas siguen aumentando, también crece nuestra responsabilidad colectiva. No podemos tirar a la basura nuestros recursos naturales mientras ignoramos las voces de quienes piden un cambio verdadero. Esta ola de calor no solo afecta nuestro bienestar físico; también cuestiona nuestro compromiso con el planeta.